miércoles, 6 de junio de 2012

Reunión en la cumbre


Querido lector, si sigues este blog y no eres de filosofía, te mereces una entrada, soportar a un filósofo no es fácil. Al principio todo parece normal, después de todo, los filósofos somos personas normales, que vestimos de forma normal (para más información ver entrada de Campanilla), y hacemos cosas normales. Lo que nos diferencia es la forma en la que hacemos esas cosas normales.

Un día en la vida de un filósofo es algo completamente normal:
Se despierta, desayuna, va a la facultad, charla con la gente, da clase, en el intercambio suele ir a cafetería, a la mesa de siempre, a que desayunen los de siempre, que además desayunan lo de siempre, quizás hasta se ponen a hablar de lo de siempre. Por la tarde suelen hacer las cosas que cualquier otra persona haría, pasa apuntes a limpio, ver series, películas, quizás escribir, cenar, el filósofo finalmente se acuesta y espera un nuevo día de lo más normal.

Pero si eres capaz de soportar al filósofo, entonces sabrás que detrás de todas esas acciones casi mecánicas se esconde un mundo realmente complejo (véase E. Morin: El Método ya citado en entradas anteriores).

El filósofo se despierta, sí, pero lo hace teniendo un motivo, AKA impulso vital (para más información ver hashtag  #tengounmotivo), y desayuna, pero lo hace mientras su mente divaga acerca de cualquier cuestión que se le presente a primera hora, si tiene sueño, lo hará sobre que tiene sueño, si tiene trabajos, lo hará sobre esos trabajos, y si está escuchando de fondo las noticias su mente será capaz de aportar ideas y soluciones que realmente merecen ser escuchadas, pero que tristemente apenas tienen cabida en una sociedad como la que vivimos.

Es entonces cuando el filósofo va a la facultad, (psicología, que no se os olvide, ver entrada de Sam para más información), pero para llegar a su clase tiene que pasar ya por un montón de pruebas: en primer lugar, cargar con la soberana cantidad de apuntes y libros que manejamos, las filósofas no nos podemos permitir el lujo de llevar minibolsitos a clase, nosotras llevamos mochilas llenas de libros (cara de Hulk); en segundo lugar tenemos que ir alerta, no vaya a ser que Paco nos encuentre (Paco es un señor que se dedica a mandar a la gente al infierno, no le tiembla la voz al hablar de Satán y del Juicio Final, sería necesaria otra entrada para hablar de él); y por último, y casi lo peor de todo, sobrevivir al microinfarto que te produce encontrarte a alguien con textos en sus manos: ¿QUÉ HABÍA QUE LEERSE? , ¿QUÉ RESUMES?, ¿HAY QUE ENTREGARLO?

Tras recuperarse de ese microinfarto toca dar clase, algo normal en la vida de cualquier persona normal, pero como he dicho antes, a los filósofos nos gusta hacer las cosas de forma especial, y eso no excluye a los profesores, nuestras clases no son como las del resto, en nuestras aulas se esconden los más curiosos seres, desde Indiana Jones hasta Hagrid, pasando por Lara Croft versión “señoras que...”

En cuanto a nuestro tiempo libre, aunque a veces parezca que no tenemos, sabemos como encontrarlo, hacemos cosas de todo tipo, cosas de personas normales, pero de nuevo, a nuestra forma:

EJEMPLO 1: Ver series, esta misma mañana he visto un capítulo de Big Bang Theory cuando de repente, lo han hecho, primera frase: “QUIERO CREAR UN ROBOT AL QUE TRANSFERIR MI CONCIENCIA”. Mi hermana se ríe, pero yo no puedo hacerlo… ¿es realmente POSIBLE?...pero ¿qué tipo de posibilidad?.... ¿QUÉ ES LA CONCIENCIA? ¿Qué tipo de lenguaje manejaría? ¿Cómo sé que tiene conciencia?
Es entonces cuando te ves atrapada por un bucle de preguntas sin respuesta, tu mente se pliega y cuando abres los ojos sólo ves Barroco.

EJEMPLO 2: Salir con amigos. Amigo X dice “¡Eh! Creo que aquí ponen buenas tapas”. El amigo filósofo no va a poder evitarlo, si está de mal humor y con hambre digievoluciona hasta soltar su “¿Pero es creencia justificada y verdadera? Porque si no posees conocimiento yo paso de hacerte caso, ¡infeliz!, aunque por otro lado… ¿una creencia justificada y verdadera supone conocimiento?...¿y si tal profesora tiene un coche que yo creo que es suyo, tengo buenas razones para creerlo pero resulta que es de otro profesor?...¿y si tengo casualmente monedas en mi bolsillo al igual que tu y alguien dice que quien tiene monedas en el bolsillo tiene el trabajo y yo creo que eres tu pero podría ser yo?...¿y si hay un perro que muerde a Pirrón pero tiene la creencia de que no existe? ¿Existe el perro? ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? ¿Existen las gallinas?...”
Con suerte tus amigos no te habrán asesinado y tirado a un pozo.

No obstante, lector no-filósofo, los filósofos somos buena gente, en el fondo sabes que el mundo no sería tan divertido sin uno a tu lado, si lo deseas puedes hacer la prueba:

Supón que en cualquier otra parte del universo hay un planeta exactamente como la Tierra en casi todos los aspectos al que nos referimos como “Tierra Gemela”, en ese lugar existe también un gemelo de cada individuo, aunque quizás su composición química fuera algo distinta a la nuestra, pregunta por alguno de nosotros, ¿nos cambiarías por esos gemelos?






NOTA: algunos de mis allegados han contestado a la última pregunta afirmativamente, pero por favor, omitid ese tipo de respuestas, que el blog todavía está empezando y necesitamos promocionarlo, no provocar la respuesta contraria.



Lucía C. G.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Cielo, me perdí lo de Lara Crof.
    Pero lo flipo con la entrada, ayer un no-filósofo me pidió un protocolo por Facebook. Cuánto daño estamos haciendo al mundo XD
    Dicho lo cual, la tierra gemela no me mola una mierda, hace que la gente se mosquee XD

    ResponderEliminar
  3. has hecho que me replantee el problema de la identidad, en serio...
    ME ENCANTA!! he muerto de risa hoy en la biblioteca, vamos...

    ResponderEliminar