Querido lector, si sigues este blog y no eres de filosofía,
te mereces una entrada, soportar a un filósofo no es fácil. Al principio todo
parece normal, después de todo, los filósofos somos personas normales, que
vestimos de forma normal (para más información ver entrada de Campanilla), y
hacemos cosas normales. Lo que nos diferencia es la forma en la que hacemos
esas cosas normales.
Un día en la vida de un filósofo es algo completamente
normal:
Se despierta, desayuna, va a la facultad, charla con la gente,
da clase, en el intercambio suele ir a cafetería, a la mesa de siempre, a que
desayunen los de siempre, que además desayunan lo de siempre, quizás hasta se
ponen a hablar de lo de siempre. Por la tarde suelen hacer las cosas que
cualquier otra persona haría, pasa apuntes a limpio, ver series, películas,
quizás escribir, cenar, el filósofo finalmente se acuesta y espera un nuevo día
de lo más normal.
Pero si eres capaz de soportar al filósofo, entonces sabrás
que detrás de todas esas acciones casi mecánicas se esconde un mundo realmente
complejo (véase E. Morin: El
Método ya citado en entradas anteriores).
El filósofo se despierta, sí, pero lo hace teniendo un
motivo, AKA impulso vital (para más
información ver hashtag #tengounmotivo),
y desayuna, pero lo hace mientras su mente divaga acerca de cualquier cuestión
que se le presente a primera hora, si tiene sueño, lo hará sobre que tiene
sueño, si tiene trabajos, lo hará sobre esos trabajos, y si está escuchando de
fondo las noticias su mente será capaz de aportar ideas y soluciones que
realmente merecen ser escuchadas, pero que tristemente apenas tienen cabida en
una sociedad como la que vivimos.
Es entonces cuando el filósofo va a la facultad,
(psicología, que no se os olvide, ver entrada de Sam para más información),
pero para llegar a su clase tiene que pasar ya por un montón de pruebas: en
primer lugar, cargar con la soberana cantidad de apuntes y libros que
manejamos, las filósofas no nos podemos permitir el lujo de llevar minibolsitos
a clase, nosotras llevamos mochilas llenas de libros (cara de Hulk); en segundo
lugar tenemos que ir alerta, no vaya a ser que Paco nos encuentre (Paco es un
señor que se dedica a mandar a la gente al infierno, no le tiembla la voz al
hablar de Satán y del Juicio Final, sería necesaria otra entrada para hablar de
él); y por último, y casi lo peor de todo, sobrevivir al microinfarto que te
produce encontrarte a alguien con textos en sus manos: ¿QUÉ HABÍA QUE LEERSE? ,
¿QUÉ RESUMES?, ¿HAY QUE ENTREGARLO?
Tras recuperarse de ese microinfarto toca dar clase, algo
normal en la vida de cualquier persona normal, pero como he dicho antes, a los
filósofos nos gusta hacer las cosas de forma especial, y eso no excluye a los
profesores, nuestras clases no son como las del resto, en nuestras aulas se
esconden los más curiosos seres, desde Indiana Jones hasta Hagrid, pasando por
Lara Croft versión “señoras que...”
En cuanto a nuestro tiempo libre, aunque a veces parezca que
no tenemos, sabemos como encontrarlo, hacemos cosas de todo tipo, cosas de
personas normales, pero de nuevo, a nuestra forma:
EJEMPLO 1: Ver series, esta misma mañana he visto un
capítulo de Big Bang Theory cuando de repente, lo han hecho, primera frase:
“QUIERO CREAR UN ROBOT AL QUE TRANSFERIR MI CONCIENCIA”. Mi hermana se ríe,
pero yo no puedo hacerlo… ¿es realmente POSIBLE?...pero ¿qué tipo de
posibilidad?.... ¿QUÉ ES LA CONCIENCIA? ¿Qué tipo de lenguaje manejaría? ¿Cómo
sé que tiene conciencia?
Es entonces cuando te ves atrapada por un bucle de preguntas
sin respuesta, tu mente se pliega y cuando abres los ojos sólo ves Barroco.
EJEMPLO 2: Salir con amigos. Amigo X dice “¡Eh! Creo que
aquí ponen buenas tapas”. El amigo filósofo no va a poder evitarlo, si está de
mal humor y con hambre digievoluciona hasta soltar su “¿Pero es creencia
justificada y verdadera? Porque si no posees conocimiento yo paso de hacerte
caso, ¡infeliz!, aunque por otro lado… ¿una creencia justificada y verdadera
supone conocimiento?...¿y si tal profesora tiene un coche que yo creo que es suyo,
tengo buenas razones para creerlo pero resulta que es de otro profesor?...¿y si
tengo casualmente monedas en mi bolsillo al igual que tu y alguien dice que
quien tiene monedas en el bolsillo tiene el trabajo y yo creo que eres tu pero
podría ser yo?...¿y si hay un perro que muerde a Pirrón pero tiene la creencia
de que no existe? ¿Existe el perro? ¿Qué fue antes el huevo o la gallina?
¿Existen las gallinas?...”
Con suerte tus amigos no te habrán asesinado y tirado a un
pozo.
No obstante, lector no-filósofo, los filósofos somos buena
gente, en el fondo sabes que el mundo no sería tan divertido sin uno a tu lado,
si lo deseas puedes hacer la prueba:
Supón que en cualquier otra parte del universo hay un planeta exactamente como la Tierra en casi todos los aspectos al que nos referimos como “Tierra Gemela”, en ese lugar existe también un gemelo de cada individuo, aunque quizás su composición química fuera algo distinta a la nuestra, pregunta por alguno de nosotros, ¿nos cambiarías por esos gemelos?
NOTA: algunos de mis allegados han contestado a la última
pregunta afirmativamente, pero por favor, omitid ese tipo de respuestas, que el
blog todavía está empezando y necesitamos promocionarlo, no provocar la
respuesta contraria.
Lucía C. G.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCielo, me perdí lo de Lara Crof.
ResponderEliminarPero lo flipo con la entrada, ayer un no-filósofo me pidió un protocolo por Facebook. Cuánto daño estamos haciendo al mundo XD
Dicho lo cual, la tierra gemela no me mola una mierda, hace que la gente se mosquee XD
has hecho que me replantee el problema de la identidad, en serio...
ResponderEliminarME ENCANTA!! he muerto de risa hoy en la biblioteca, vamos...